Hablar de fútbol y emprendedores en un mismo artículo, pudiera parecer algo en principio, sin ninguna relación, sin embargo, hay ciertos aspectos de éste deporte, que pueden ayudar a explicar metafóricamente,  algunos puntos importantes que debe tomar en cuenta quien inicia un negocio, o quiere mejorar su negocio.

Imaginemos a un niño de 2 o 3 años, al que su papá le regala una pelota, y le dice: “toma para que juegues futbol”.

El niño seguro se emocionará sólo con patearla, sin importar si rebota contra la pared, si pega contra una puerta, contra una mesa o contra cualquier mueble.

El no está pensando en una meta, en un objetivo en particular.

Dentro de sus conceptos, aún ignora la existencia de una portería donde deba dirigir su tiro para anotar goles que le harán ganar un partido.

Cualquier punto al que dispare será un triunfo.

Ignora también por supuesto que para jugar fútbol algún día, necesitará hacerlo en un campo grande pero limitado, con áreas de tiro; que necesitará de un equipo.

Y más adelante, también sabrá que existe un equipo contrario, y que todos los jugadores deberán someterse a ciertas reglas, para que el juego sea justo.

Llegado el momento, en vez de pelota, necesitará un balón mejor confeccionado, aerodinámico, que permita hacer tiros largos y precisos.

Finalmente, para ser un gran jugador profesional, necesitará un entrenador, deberá disciplinarse y practicar todos los días.

En el camino, muchos niños como él se conocerán, y poco a poco, quienes sientan atracción por dicho deporte, irán cambiando sus escenarios, de patear una lata, pasaran al balón; de ser tres contra tres, serán once contra once; del riesgo de una simple raspada, pasarán a correr el riesgo de sufrir una fractura; de jugar en un jardín, pasarán a una cancha; de jugar durante el tiempo que dura un recreo, pasarán a entrenar todos los días de la semana, con un mínimo 3 horas diarias.

En ese transcurso, la mayoría, se desencantará cuando sepan el esfuerzo que implica ser profesional y mucho más, el esfuerzo que se necesita para estar entre los primeros, entre aquéllos que admiran.

Dejará de ser un sueño para convertirse meramente en un hobby, y sólo para aquéllos que realmente sientan pasión por su deporte continuarán en el camino, pese a los esfuerzos, aprendizajes y sacrificios que se requieran. 

Ahora, pongamos el reflector en quienes inician un negocio hoy en día.

En estos tiempos, la palabra “emprendedor” (“entrepreneur”) está de moda ; la mayoría piensa que es todo aquél que mediante un negocio propio, ofrece algún producto o servicio a la venta a cambio de una remuneración en dinero, así de simple.

Pero basta echarle un ojo a la Wikipedia para entender que el concepto básico, tiene sus diferencias:

EMPRENDEDOR:

  • [Persona] Que tiene decisión e iniciativa para realizar acciones que son difíciles o entrañan algún riesgo.
  • Individuo que organiza y opera una o varias empresas, asumiendo cierto riesgo financiero en el emprendimiento.
  • Emprendedor= empresa= aventura= riesgo. Quemar las naves.

 ¿En verdad, todos los emprendedores están dispuestos a correr un riesgo?.

  • Un emprendedor en serio, es quien cree en una idea que puede aportar algo de valor a los demás.
  • Se dedica a ella con persistencia hasta llevarla a la realidad.
  • Resiste los fracasos y caídas utilizándolas como experiencias para llegar a cumplir su fin; durante un tiempo,
  • Puede parecer loco ante su familia o amigos al no percibir ingresos;  y cuando logra el éxito, está preparado para aceptarlo.

Quemar las naves, es una expresión atribuida a un momento histórico por allá del 335 A.C. en el cual Alejandro Magno, al desembarcar en una costa enemiga y darse cuenta que el ejército contrario era tres veces mayor al suyo; y al ver a sus hombres entrados en pánico; los reunió, les ordenó quemar las naves en las que llegaron, y les puso en claro que la única forma de regresar a casa era por mar, y el único medio por el cual podían lograrlo, era apoderándose de los barcos del enemigo, por lo que  la única alternativa que tenían era ganar; y así lo hicieron.

Quemar las naves significa que, una vez que nos proponemos cumplir una meta, un sueño, debemos hacer lo posible por no regresar a la zona de confort en la que nos encontrábamos anteriormente, y seguir hacia adelante, levantándonos de cualquier caída y fracaso, sin dejarnos llevar por pensamientos limitantes.

Perseverar hasta lograr el objetivo. No hay vuelta de hoja, ni marcha atrás.

No es nada fácil de lograr ese nivel de pasión y convicción.

Por eso, según estadísticas, en México y en el mundo, un 85% de los negocios que comienzan hoy en día, no logran mantenerse por más de dos años luego de haber iniciado, y de ese 20% restante, solo el 5% seguirá funcionando al haber cumplido los 5 años de su comienzo.

De ese 85% de emprendedores que desaparecen, casi todos incursionaron al mundo de los negocios, por razones como:

  1.  Falta de oportunidades laborales
  2. Porque  varios creen que es fácil entrar a programas de apoyo de gobierno o de empresas, pidiendo créditos a bajos intereses, sin tener una idea muy clara del negocio que se quiere.
  3. Por la mera curiosidad de entrarle a un negocio; por la propuesta de un amigo o de algún familiar sin tener mucha idea de los compromisos y responsabilidades que implican.

Cuando un negocio arranca precipitadamente, sobre todo por quien lo hace por primera vez, sin diseñar y estudiar un plan previo, es muy común que tarde o temprano suceda alguna, o todas éstas cosas:

  • No tengan suficiente motivación, ni paciencia
  • No conozcan suficiente bien su producto o servicio
  • No estén dispuestos a aprender y a actualizarse
  • Escojan mal a sus socios
  • Su único interés sea obtener dinero sin saber que deben dar valor a cambio
  • No entiendan las necesidades de sus clientes
  • No tengan regularizada su situación legal 

Y cuando esto ocurre, por consecuencia lógica, no entienden la importancia de ofrecer o  transmitir una propuesta única de valor, a través de una marca original y exclusiva.

Esto significa que no saben diferenciarse entre su competencia y por lo tanto, su única opción atractiva es competir por precio, lo cual puede tener consecuencias desastrosas ya que el público puede percibir su producto o servicio como de calidad inferior, o fácilmente, siempre habrá otro que pueda bajar su precio aún más, y si no se tiene algo mejor que ofrecer, el riesgo probable será que esté obligado a desaparecer.

(Ojo… no  a todos les falta una propuesta única de valor, a veces los proyectos o ideas son muy buenas,  y de mucho valor, pero carecen de una marca original, por medio de la cual puedan transmitir sus atributos; con el que el público los identifique y los distinga claramente entre su competenc

La metáfora.

Los emprendedores en general, al comenzar, estamos como ese niño de dos o tres años que mencionamos al principio.

Nos encontramos descubriendo un juego nuevo (que a diferencia del fútbol, aquí si puede haber varios afectados, si se toman malas decisiones).

Nos emocionamos como si pateáramos una  pelota, lata o botella de plástico (Esto traducido a los negocios es cuando lanzamos un mensaje de la marca de nuestro producto o servicio,  sin ser claros en sus ventajas y beneficios, ¿que solucionan?, ¿a quién?).

Como ese objeto que pateamos (mensaje-marca), no es un balón bien manufacturado, aerodinámico (solo son palabras que dicen:CÓMPRAME, SOMOS TU MEJOR OPCIÓN, SOMOS EL NÚMERO 1, etc.) entonces los  tiros se vuelven imprecisos y por lo tanto,  ese mensaje (pelota, lata, botella),  se desvía con el aire, y no llega al ángulo que queremos.

Nos emociona patear la pelota (mensaje-marca) contra las paredes, muebles o puertas, sin saber que existen reglas, y que debe haber entrenamiento previo (aprendizaje) para hacerlo bien.

Así en los negocios, el mensaje de nuestra marca, rebota por todos lados y llega a cualquier dirección, menos a un portería (mente y emociones del consumidor).

 Hasta que conocemos nuestro lugar en el mercado, es cuando verdaderamente podemos darnos cuenta que estamos dentro de una cancha.

Ya estando ahí, es cuando se pueden visualizar varias cosas como: que elementos jugarán con nosotros y cuales en contra.

Se reconoce el área de tiro que es donde están los clientes potenciales-la segmentación.

Y finalmente  el lugar a donde debe apuntar nuestro balón (la portería) que como ya dijimos, es la mente del consumidor, especialmente sus emociones.

Ya notaremos lo grande que puede ser la cancha (mercado), pero nuestros espacios, siempre van a depender de nuestra capacidad de burlar al equipo contrario que tiene jugadores peligrosos (elementos que juegan en contra de nosotros):

1.-Miedo, 2.-Inseguridad,3.-Desconocimiento, 4.-baja autoestima, 5-.Malas decisiones, 6.-Crisis, 7.egoísmo, 8.-Peleas entre socios. 9.-desidia, 10.-objeciones del cliente 11.-competidores. Y los demás que esperan en la banca…

Portería que cubren: mente del consumidor (emociones).

Por otro lado, también sabemos que para ganar entre los grandes, necesitaremos armar y disciplinar a a nuestro equipo (elementos que juegan a nuestro favor):

1.- Conocimientos; 2.- confianza; 3.- motivación; 4-. Visión, objetivo; 5.- protección; 6.-Actualización; 7.- perseverancia; 8.- ventajas y beneficios; 9.- Propuesta única de valor (diferencia, marca) *; 10.- fortalezas, oportunidades; 11.- soluciones

Portería que cubrimos: (auto control, fuerza de voluntad)

Con el tiempo iremos descubriendo a cada jugador de nuestro equipo, pero también tendremos encima a cada uno del equipo contrario.

Si aprendemos y estudiamos sus jugadas podemos crear estrategias (plan de negocios) que permitan el avance y el dominio de la cancha y del juego.

Entre mejor manufacturado (creado, protegido y posicionado) esté el balón (mensaje-marca); mejor capacidad de potencia de tiro a distancias largas y cortas tendrá, y será más fácil llegar a la portería(mente y emociones de los consumidores).

Y sin entrar en detalles filosóficos profundos de qué papel juega cada jugador protagonista, o de qué significa cada uno de los elementos dentro de un partido; en el mundo de los negocios, no todos pueden o están dispuestos a jugar profesionalmente.

Habrá quienes jueguen por curiosidad, otros por sentirse comprometidos con alguien más; otros por necesidad al no encontrar alternativas; otros por costumbre familiar, pero pocos por convicción y pasión.

Aunque el concepto de éxito es subjetivo, y para cada quien significa algo diferente; lo cierto es que una marca exitosa, necesariamente implica reconocimiento, atracción, simpatía, identificación y preferencia a su propuesta única de valor que la distingue de su competencia; y que se traduce en dinero, en buenos resultados económicos; en la posibilidad de comercializar un producto o servicio a grandes escalas, de abrir sucursales, franquicias, otorgar licencias, etc.

Es la capacidad de anotar goles de forma constante en la mente y emociones de sus consumidores.

No todos están dispuestos a jugar profesionalmente, hay que aceptarlo desde el principio para no perder, tiempo, dinero y esfuerzo.

O tal vez lo que se deba hacer, es replantear un negocio (partido y equipo) que verdaderamente haga sentir útil y valioso a quien lo haga crecer (quien lo juegue), que paradójicamente lo haga sentir como en su cancha.

O bien, para quienes sienten la pasión por jugar, anotar y volverse un campeón, pero nunca han entrenado, no entienden el juego, sus reglas y estrategias:

Deberán acercarse a los buenos jugadores, deberán buscar a los mejores entrenadores, deberán jugar, perder el miedo de sufrir alguna lesión y prepararse emocionalmente para el éxito y el fracaso, sin perder la emoción del niño que juega por primera vez con una pelota.

“Estoy convencido que la mitad de lo que separa a los emprendedores exitosos de los que han fracasado es la perseverancia” – Steve Jobs, cofundador de Apple.

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